Bouteflika y su nefasta política | Cuanto peor mejor…

Abdelaziz Bouteflika (1937-2021) fue presidente de Argelia durante dos décadas, de 1999 a 2019.

Abdelaziz Bouteflika (1937-2021) fue presidente de Argelia durante dos décadas, de 1999 a 2019.

Este artículo estaba destinado a la prensa argelina, donde no se pudo publicar por razones obvias de censura. Finalmente apareció en la revista « El Vigía » (Tenerife, Islas Canarias), en Mayo de 2001.

En 2001, el presidente Bouteflika y su equipo de gobierno solo llevaban dos años en el poder y ya mostraban signos de gerontocracia, nepotismo y megalomanía. Algunos de nosotros lo vimos venir e intentamos hacer sonar la alarma. Muchos no creyeron nuestras críticas y nos pidieron que le demos tiempo a un presidente que padecía el « síndrome de hubris » (enfermedad del poder), que se creía todopoderoso, y que se comportaba como un rey absolutista, pero sin reino. El tiempo nos dio razón. Acabó pasando 20 largos años en el poder, de los cuales seis últimos en silla de ruedas. Aún así, a pesar de su enfermedad incapacitante, sufrió un derrame cerebral en 2013, se aferró al poder hasta el final. En abril de 2019, un movimiento popular y una indignación ciudadana sin precedentes lo obligaron a no postularse para un quinto mandato. Había dejado un legado de lo más controvertido, marcado por la corrupción, el clientelismo y el fracaso en todos los niveles. Abdelaziz Bouteflika fallece el 17 de septiembre de 2021.

 

 

Siempre se ha dicho que un pueblo sin memoria está condenado a revivir los errores del pasado. Ni siquiera tres mil años de equívocos y titubeos – siempre dolorosos – fueron suficientes para que construyéramos una convivencia pacífica. Todo lo contrario. Porque tan pronto como miramos hacia atrás en las últimas cuatro décadas, rápidamente nos sorprende la amarga observación : no hay interés en llevar al país por el buen camino, ni indicios de que se esté dispuesto a ello. Esta es al menos la impresión que se desprende de la situación de estancamiento, marasmo e indecisión que atravesamos en medio de la turbulencia que nos azota.

Sí, ya a nadie se le escapa que la brecha es profunda, incluso aguda y trágica. Esto es lo que les sucede a los países donde los regímenes autoproclamados carecen de perspectivas reales y apropiadas para sus pueblos. Allí donde lo único que se hace, por falta de pragmatismo, son acciones chapuceras y continuas moratorias, mientras que las cuestiones vitales acucian. Conclusión : es el politiquero ruin que no tiene como horizonte sino el abismo, en el que se ha conducido al pueblo. Sino, ¿cómo explicar que hayamos llegado a esta situación? Es moverse en el terreno del absurdo constatar que en un país como Argelia, potencia de primera línea en hidrocarburos, con un volumen de negocios de 22 billones de dólares el año pasado, la gente o encuentra su salvación personal en el suicidio o se muere… de inanición. Y qué decir del retroceso de nuestro sistema educativo, asignatura pendiente del régimen, destinado normalmente a formar a la juventud, que es eje fundamental en cualquier otra nación, y que tiene que ser capaz de superar serenamente cualquier reto por circunstancial que sea : en la actualidad se ha convertido más bien en caldo de cultivo de los descuartizadores de mujeres y niños. ¡Entoces! digámoslo de una vez y bien alto : esta es la suerte de todos los argelinos, incluso de generaciones enteras, tomados como rehenes, la que está echada. Y de forma irremediable.

Hace ya poco más de doce años de los sangrientos disturbios de Octubre de 1988, y pronto hará diez años del « golpe de timón republicano » de enero de 1992, en que toda la sociedad se debate como alma en pena. Datos constatados : más de 150.000 muertos, algunos elevan la cifra a 200.000; miles de desaparecidos; igual número de argelinos, principalmente niños supervivientes y testigos de las macabras acciones terroristas, traumatizados para siempre; éxodos rurales forzados de aldeas enteras que huyen de la furia de los « Fous de Dieu » (Locos de Dios); el entramado económico, cuando existía, ha desaparecido a causa de los atentados, con sus implicaciones sabidas : paro forzoso o técnico, a corto o a largo plazo (cuando no es consecuencia de las directrices del FMI)… La lista es larga, interminable. También habría que añadir que los argelinos políticamente son vistos como menores de edad por sus gobernantes « autistas »; y que se les acuse de ser congénitamente incapaces, por muchos detractores extranjeros – ¡se nos asedia por todas partes! -, quienes les reprenden, de mala manera además… Como si los argelinos no fueran merecedores de una democracia verdadera, hecha a la medida de su sacrificio. Esto se explica por el oído sordo de la comunidad internacional, por no hablar de la Unión Europea, a los gritos de los argelinos que aspiran a construir una democracia efectiva en su país. Tan solo piden que median entre el régimen y la oposición.

Sí, desde hace más de doce años, pues no se puede obviar Octubre de 1988, mucha sangre ha corrido bajo los puentes de las indiferencias. Se podría creer que nuestro drama cotidiano es una preocupación menor de nuestros sucesivos gobiernos. ¡Es inaguantable! Mientras se continúa a merced de ser degollado en cualquier esquina, en el transcurso de un « falso control de carretera », o en la casa de uno mismo, sin más, muchos « han elegido » marcharse… Desolación en el alma. No basta con que los tiempos actuales sean favorables a la amnesia que absuelve o amnistía a los bárbaros; al silencio oficial, rayano en el desprecio, ante las masacres de inocentes desarmados; a la caza de parejas, acción inquisitorial versión siglo XXI; a la crítica de cualquier objeción, de todo aquello que no complazca a « Su Majestad » el Presidente; al maltrato de las madres, esposas e hijos de desaparecidos, por haberse involucrado y hastiado de esperar indefinidamente, y sumidos en la incertidumbre; a la nostalgia política, de ahí el regreso contundente de los viejos fósiles de aquellos años grises al mando de la nación [al « control » de la nación, mejor dicho]; a la Asamblea servil y a la coalición corrupta, conminadas a celebrar todo lo que se relaciona con « Su Majestad »; en una palabra, se ha abierto la caja de truenos : enmiendas del código penal para amordazar a la prensa privada… Es decir, la libertad de expresión. Porque es cierto que es el único vestigio de Octubre de 1988, y que disiente con el panorama de los que son refractarios a cualquier cambio. Maticemos : no siempre se quiere renunciar a la escuela embrutecedora; al complejo político-lingüístico, paralelo a la uniformidad de una única televisión (!!!) desde hace cuarenta años; al código medieval de la familia… Todo ello en nombre de los sacrosantos principios nacionales. Entendemos, por lo tanto, que solo nos vendieron viento, sacrificando a cientos de miles de los más valiosos ciudadanos que este país haya conocido. Que tragedia que en nuestro propio país se decida un destino así para treinta millones de ciudadanos. Como si se tratase de ovejas de Panurgo. Y mientras, en el exterior, en países que se respetan, se sucedan los gobiernos y permanecen inamovibles la libertad de expresión y las instituciones del Estado. En nuestro país es la libertad la que huye. Mientras que el concepto de Estado aún está por definirse en un país que navega a la vista. Deberíamos aprender de la sabiduría y el sentido común de otras naciones más avanzadas.  La historia de la humanidad está llena de lecciones de todo tipo. Aprendamos de nuestros errores para crecer y avanzar, no retroceder. En un momento crucial de la historia de los Estados Unidos, cuando sus instituciones fueron duramente puestas a prueba, el presidente Richard Nixon¹ no tuvo que sacrificar las instituciones por su ego. Dimite y opta por preservar las instituciones, pilares de la república. Pero ya yo sé que esto suena a chino para los gobernantes de nuestro país. La flor y nata de la nación, o lo que queda, ya en vías de extinción, una vez que desentraña las redes del poder depredador, emigra… para morir en cualquier rincón del planeta. Mientras que la « mala hierba » avanza y se extiende. Es una sangría de la que el país se resentirá durante generaciones.

Es evidente que yo no puedo aprobar, ni comprender al señor Fattani² cuando habla de « su » honestidad intelectual, de « políticamente incorrecto », e incluso « inaceptable », la idea de que se juzguen los dos años en el poder del señor Bouteflika, o sea la más alta magistratura del país. Según su opinión, eso sería « una pelea de traperos » (sic) y todo un desorden. Por lo tanto sería necesario esperar aún tres interminables años, cuando se tiene más de cuarenta años esperando, sumergidos en lo que ya es el pan nuestro de cada día : la política de « cuanto peor mejor… ». Y, al mismo tiempo, se permite el lujo de alabar la « concordia civil », de mentar el lobo al cordero. Y sin mencionar en ningún momento las habituales masacres de ciudadanos inocentes, cada vez más frecuentes. Pues son la antítesis de esa misma « concordia » . De acuerdo, que le vaya bien. Sin embargo, no está de más precisar : que se evalúe la salud política del país, tal como se hace en las sociedades más desarrolladas que la nuestra. Se realizan encuestas de opinión, análisis de todo tipo, estadísticas, cada cierto tiempo. Ahora bien, hablar de los dos años de presidencia del señor Bouteflika no es otra cosa que enfrentarse a la cruda realidad. Cualquier otra actitud es huida a ciegas.

A buen entendedor…

M. Z.-K.

15 de Abril de 2001

 
¹ Me refiero al escándalo de Watergate (1972-1974) revelado por Washington Post, y que acabó con la dimisión de Richard Nixon de su cargo de presidente de los Estados Unidos de América…
² Director de “L’EXPRESSION” ( diario pro-gobierno), cuyo artículo “Querelles des chiffonniers” apareció el 12 de abril de 2001, en el periódico argelino “Le Matin”.
 
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